Inteligencia emocional: beneficio de su enseñanza en los jóvenes

Matemáticas, estadística, robótica y finanzas, muchas alternativas de cursos hacen su ingreso a los centros educativos sin embargo, un aspecto serio a trabajar desde muy pequeños es la inteligencia emocional. ¿Se podría para ello impartir desde el colegio? ¿Los padres de familia podrían instruir a sus hijos en ello?

La organización mundial de salud en 1993 hizo un documento dirigido a los educadores (Life Skills Education in School), el cual habla sobre las capacidades para desarrollar un comportamiento adaptativo, positivo que permita a las personas superar con eficacia las exigencias del día a día.

Y es que los beneficios de implementar estas habilidades son muchos. En España el Grupo Recerca en Orientación Psicopedagógica comprobó que los estudiantes con un mejor dominio de emociones alcanzan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos, para superar adversidades y una menor predisposición a implicarse en comportamientos de riesgos (como el consumo de drogas ilegales).

Los beneficios de una educación en inteligencia emocional:

Existen por lo menos en la actualidad 20 países que ya la aplican en algunos de sus colegios, entre ellos están Nueva Zelanda, Suiza, México, Dinamarca y que están cosechando muchos de sus beneficios.

Lucas Malaisi, actual presidente de Fundación Educación Emocional, explica que la educación de este tipo de inteligencia es una estrategia de promoción de la salud que busca mejorar la calidad de vida de las personas mediante la dinamización de habilidades emocionales y hábitos saludables.

“Se trata de educar desde y para la salud, buscando espacirla y fortalecerla, cuyas técnicas son simples y de fácil implementación. Los beneficios que se obtienen son a largo plazo”.

Un mejor perfil que te permite mejorar la socialización, empatía, menos estrés, vencer adversidades de forma más rápida y madurez son algunos de estos beneficios.

 

Como educar desde casa:

Mientras estás prácticas son adoptadas en las escuelas se pueden adoptar algunas recomendaciones desde casa.

El psicólogo Alejandro Schujman, cuya especialización aborda familias y adolescentes nos dice que para comenzar se deben legitimizar emociones: “Todos en algún momento de nuestras vidas tenemos celos, enojos o tristeza. Las emociones no son buenas ni malas”.

Schujman asegura que la mejor forma de enseñar a los jóvenes es a través del ejemplo de los padres: Los chicos no escuchan todo el tiempo los discursos largos y aburridos que podamos darles, pero no dejan de mirarnos; entonces, la mejor manera de educar las emociones es que un padre o madre o cualquier adulto pueda gestionar de manera saludable las suyas. No digo que no hay que enojarse o entristecerse; por el contrario, tiene que ver con poder transitar cada una de las emociones y aceptarlas”.

Por tanto cuando un niño o adolescente está enojado la idea no es tratar de reprimir y cambiar su estado de ánimo, al contrario hay que darle tiempo para que se exprese sin permitir excesos y después conversar con él para saber el motivo de su emoción.

El mensaje por tanto es que el niño entienda que es válido estar enojado y que va a sufrir en ese proceso pero que le ayudará a comprender como se siente y que es algo transitorio para después hallar una solución.

Es preciso también que en este proceso de aprendizaje los padres busquen la ayuda de algún especialista que les pueda otorgar mayor información y pautas a toda la familia, en búsqueda de un correcto crecimiento y desarrollo.